Muy pocos poetas

En este reino no hay poetas.

Lugares más interesantes prefieren, 
aromas místicos, imagen difícil.

De turistas se la pasan los poetas 
en épocas de pandemia, en épocas limpias,
de fiesta y de asueto siempre están los poetas

Con la vieja aplicación 
y la elevada disculpa 
se han ido para siempre.

Y trato de irme, trato de encontrarlos
sentados con sus telescopios
y sus jarrones, diccionarios
y antologías, los mejores nombres.
Pero no llego, por más que imagine
un país en sepia, de plástico, 
no encuentro ese reino de los poetas.

En este reyno no hay poetas 
no se engañen, ni uno:
solo mal de estómago, 
basura,
diáfanos empaques,
muertos
sobre todo 
y silencio.


Bonitas rimas

nos han dicho
a los niños
mujeres
a la poesía
a los otros
no diga las cosas
insinúelas
sugiéralas
cállelas


Nemotécnica II

No tenemos un nombre
qué recordar
y decirles a los otros quién 
es el que entra a hurtadillas 
a las casas, 
como si no quisiera despertar 
a los que vivos sin parpadear miran 
el espectáculo de la muerte.

Memoria esclava.
No tenemos un nombre,
los tenemos todos.


Babel

He tirado tanto el abecedario al piso.
Ningún verso.
Mejor recordar esos momentos 
en que sonreía,
sin saber si era por lo que veía
o por lo que significaba.


Esta vereda

La nobleza (sic) que nos ha sido dada
es el pastor loco que cuida el rebaño
de un ganadero extranjero.
De una avaricia binaria
que se regocija entre quesos plásticos,
terrores bíblicos
y concursos de venenos.

A alguien hacen bien, 
mucho.
A muchos hace daño,
devasta.

Mantenemos limpio, más o menos,
un patio para 
otros futuros.


La pierna del ciempiés

¿Qué hacemos con esos versos que no se acomodan a ningún poema?
¿Qué hacemos con esos versos legítimos y huérfanos
que dicen más que la obra,
que destruyen la composición y cualquier forma de disciplina?
¿Qué hacer con esos versos que nadie lee
porque no van bien empacados,
o bien educados en protocolos y campanillas?
¿Qué hacer con esos versos portentosos
que valen más que kilos y kilos de cuentas metafísicas?
¿Qué hacer con esos versos que no son estrofa,
que no se pueden entregar, que no se dejan susurrar,
que no se dejan redondear,
que no tienen contorno?


Suena


Una gota de agua cae vertical sobre un lago turbio
siempre turbio, desordenado, exasperado.
La gota, por un momento, ordena las ondas superficiales,
el movimiento del universo se parte infinito en pedacitos.

No desgasta el choque.

Pocas superficies se liman con gusto, se lamen
y liberan las notas de divinos amanuenses irracionales
en un jugo invisible que transporta y llena,
desorden que recoge su propio desastre.

A un laberinto entran guerreros
tocando campanas, rechinando.
Todo adentro, nada afuera,
como el dolor que no está en las cosas, no en el mundo,
sí en el cuerpo,
capaz de sonar como todos los instrumentos.
Donde todos los arrullos tienen lugar.

El pentagrama rasga sus cuerdas
en las escalinatas de su edificio
y crea cadenas de neuronas.
Una corriente echa a andar
y todos creen que la fiesta está afuera
y solo creen que la fiesta está afuera.

Acoger imaginar mover.

El embalaje

               moral física para 
               una realidad contaminada

la noticia empaca
como el papel periódico
que se pone amarillo
o el noticiero que arrulla
la cortina de comerciales
que prometen empaques

diplomas
certificados
escrituras
cuentas
facturas
maquillaje
bikini de sotana
cáscara penitenciaria
la piel la pantalla
la mascarilla

hay una teología de la envoltura
una necesidad de la forma
ilusión higiene del comercio

pero nuestras cáscaras son desechables
inmortales deletéreas
fáciles de cascar
e imposibles de ordenar

y todo está hecho al final
la caja
   el cofre
a la medida exacta


Cáscaras

ser 
es la cáscara
 
todo es un empaque
leve
pomposo
casi inmaterial
e impermeable
 
la vida compleja 
ocurre en la piel
y la profundidad del cuerpo 
oscuro 
mojado
pertenece a otro
 
somos su sudor
 
toda grieta se ha suavizado 
en cicatriz y superficie

2018-2022

Huecos de guiñol
(ya lo sabemos,
tienen problemas para 
respirar en las noches;
ya lo sabemos,
viven con el vómito en las encías)
son la borrasca 
que sin freno 
infectará todos sus portarretratosa
apestarán todos los recuerdos
y serán la arcada
de sus propios festejos.
 
Deambularán como deshechos por la historia.
 
Mientras viven oímos como 
tragan saliva.
 

Desfacer

 
Un hombre de vestido 
apalea a un miserable 
en la oscuridad.

Otro hombre no tan raído llega
y recrimina los palos.
Se insultan,
se injurian,
se culpan,
gritos que solapan los quejidos.
Se empujan y puñetean
mientras 
se alejan del cuerpo
que escucha  
          el ronroneo de la discusión,
          el tintineo del cristal, 
          su triunfo.