Un hombre de vestido
apalea a un miserable
en la oscuridad.
Otro hombre no tan raído llega
y recrimina los palos.
Se insultan,
se injurian,
se culpan,
gritos que solapan los quejidos.
Se empujan y puñetean
mientras
se alejan del cuerpo
que escucha
el ronroneo de la discusión,
el tintineo del cristal,
su triunfo.
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